Es desalentador abrir la lonchera de tu hijo y encontrarla casi intacta, especialmente cuando has empacado cuidadosamente opciones nutritivas. Este escenario es común entre los padres y puede ser una fuente de estrés y frustración. Afortunadamente, hay varias estrategias que puedes emplear para aumentar la probabilidad de que tu hijo disfrute y coma la comida que preparas. Aquí tienes algunos consejos prácticos para ayudar a que esa lonchera llena se convierta en una vacía al final del día.
Antes de introducir nuevos alimentos en la lonchera de tu hijo, es crucial asegurarse de que estén familiarizados con y acepten estos alimentos en casa. El objetivo es crear una asociación positiva con el nuevo alimento en un ambiente seguro. Aquí te mostramos cómo hacerlo de manera efectiva:
Deja que tu hijo te vea comer el nuevo alimento. Los niños a menudo imitan los comportamientos de sus padres, por lo que si te ven disfrutar de un alimento en particular, es posible que se inclinen más a probarlo ellos mismos. Sin embargo, es importante no presionarlos para que te imiten. En lugar de eso, muestra que disfrutas de estos alimentos en ambientes de baja presión. Por ejemplo, siéntate junto a ellos mientras ven una película y come zanahorias u otro nuevo alimento tú mismo. No les ofrezcas nada de lo que estás comiendo; simplemente déjalos verte disfrutarlo. A veces, los niños expresarán curiosidad y querrán probar el alimento por sí mismos cuando vean que lo disfrutas sin ninguna presión directa.
Invita a tu hijo a ayudar con la preparación de las comidas. Si ellos participan en lavar verduras, organizar frutas o incluso cocinar, pueden desarrollar un mayor interés en probar la comida. Esta participación práctica puede hacer que se sientan más comprometidos con la comida y más dispuestos a probarla.
Introduce nuevos alimentos gradualmente. Por ejemplo, prueba mezclando espinacas en su receta favorita de panqueques para hacer panqueques verdes. Convertir un alimento nuevo y potencialmente aburrido en un plato divertido y creativo puede hacerlo más atractivo. Participa con tu hijo en este proceso de cocción para crear una asociación positiva con el nuevo alimento. Al hacer que la preparación sea agradable y convertirla en una experiencia de unión, tu hijo puede sentirse más emocionado de probar el nuevo alimento.
Elogia a tu hijo cuando pruebe nuevos alimentos, incluso si solo toma un pequeño bocado. El refuerzo positivo puede animarlos a ser más aventureros con su alimentación. Evita forzarlos a comer nuevos alimentos, ya que esto puede crear asociaciones negativas.
Recuerda que los niños a menudo se sienten más seguros al probar nuevos alimentos en casa, donde están en un entorno familiar. Pueden ser más reacios a probar cosas nuevas en la escuela debido al entorno desconocido y las presiones sociales. Al introducir y disfrutar de nuevos alimentos en casa primero, les ayudas a sentirse más cómodos y valientes para probar estos alimentos en el entorno escolar. Tu presencia y aliento en casa pueden construir su confianza para probar cosas nuevas incluso cuando están fuera de casa.
La comunicación efectiva con tu hijo sobre sus preferencias alimenticias puede llevar a mejores resultados. Aquí te mostramos cómo aprovechar al máximo estas discusiones:
Cuando tu hijo regrese a casa con una lonchera llena, pregúntales suavemente sobre los alimentos que no comieron. Por ejemplo, podrías decir: “Noté que no comiste tus zanahorias hoy. ¿Tienes alguna idea de cómo podríamos hacerlas más agradables? Tal vez un poco de aderezo ranch ayudaría. ¿Quieres probar un poco de aderezo ranch conmigo?” Este enfoque muestra que valoras su opinión y estás dispuesto a hacer cambios basados en sus preferencias.
Involucra a tu hijo en el proceso de toma de decisiones para su lonchera. Déjalos elegir entre dos o tres opciones para su almuerzo. Por ejemplo, pregunta si prefieren rodajas de manzana o un plátano, o si les gustaría aderezo ranch con sus zanahorias. Proporcionar opciones les da un sentido de control y puede aumentar su disposición a comer lo que se ha empacado.
Si tu hijo no está comiendo ciertos alimentos, considera añadir salsas o aderezos que puedan hacerlos más atractivos. Por ejemplo, prueba ofrecer aderezo ranch, hummus o un dip a base de yogur con las verduras. A veces, una adición simple puede hacer una gran diferencia.
Los bocadillos y alimentos empaquetados pueden ser convenientes, pero a menudo contienen azúcares añadidos, grasas no saludables y conservantes que pueden no ser la mejor opción para la dieta de tu hijo. Aquí te mostramos cómo priorizar alimentos frescos y saludables:
En lugar de llenar tu despensa con bocadillos empaquetados, opta por opciones nutritivas y frescas. Mantén una variedad de frutas frescas, verduras, granos enteros y proteínas magras a mano. Los alimentos frescos proporcionan nutrientes esenciales y pueden ser más satisfactorios que las alternativas procesadas.
Si apruebas todos los artículos en tu despensa, no tendrás que preocuparte por lo que tu hijo elija para su almuerzo. Haz que sea fácil para ellos elegir opciones saludables al tener una selección de alimentos nutritivos disponibles. Este enfoque los anima a tomar mejores decisiones sin sentirse restringidos.
Enfócate en preparar comidas simples y nutritivas que tu hijo disfrutará. Considera hacer sándwiches con pan integral, carnes magras y muchas verduras. También puedes incluir elementos fáciles de comer como rodajas de frutas, yogur y nueces.
Establecer una rutina en torno al almuerzo puede ayudar a tu hijo a acostumbrarse a comer los alimentos que empacas. Aquí te mostramos cómo construir una rutina de almuerzo exitosa:
Sigue un horario consistente para empacar y comer el almuerzo. Esta rutina ayuda a tu hijo a entender cuándo y qué esperar en la hora del almuerzo. La consistencia también puede ayudarles a desarrollar mejores hábitos alimenticios.
Enseña a tu hijo sobre los beneficios de comer saludablemente al asociar alimentos específicos con resultados positivos. Por ejemplo, explica que “las zanahorias ayudan a ver mejor,” “las manzanas hacen que tu corazón sea fuerte,” y “los pimientos amarillos ayudan a curar los cortes.” Estas explicaciones simples pueden hacer que el concepto de comer saludablemente sea más relatable y emocionante para ellos.
Añade un elemento divertido al almuerzo para hacerlo más agradable para tu hijo. Usa cortadores de galletas para crear formas divertidas con los sándwiches o arregla frutas y verduras en patrones coloridos. También puedes usar palillos de comida divertidos o recipientes coloridos para hacer que la lonchera sea visualmente atractiva. Hacer que la hora del almuerzo sea divertida y atractiva puede animar a tu hijo a comer más de lo que se ha empacado y a esperar con ansias su comida.
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Por Little Lunches
hace 3 meses