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Aversiones Sensoriales Vs. Comedores Exigentes

Es posible que hayas escuchado hablar de los comedores exigentes, pero ¿qué ocurre si las aversiones de tu hijo van más allá de simples preferencias? Si tu hijo se estremece al tocar ciertas texturas, se cubre los oídos ante el más mínimo ruido, es sensible a las luces brillantes o evita como la plaga ensuciarse, es posible que tengas un niño con aversiones sensoriales en tus manos. Estos comportamientos que no aparentan estar relacionados con la alimentación de tus hijos,  podrían indicar algo más significativo que afecta la relación de tu hijo con la comida.

Mientras que los comedores exigentes pueden tener un paladar limitado, los niños con aversiones sensoriales pueden experimentar malestar físico e incluso miedo cuando se les presentan ciertos alimentos. Comprender la diferencia entre la alimentación exigente y las aversiones sensoriales puede ser crucial para padres a la hora de apoyar una relación saludable de sus hijos con la comida.

Comprendiendo la Alimentación Sensorial

La alimentación sensorial se refiere a un tipo específico de comportamiento alimentario caracterizado por sensibilidades a diversos aspectos de la comida, como la textura, el sabor y el olor. A diferencia de los comedores exigentes que simplemente pueden tener preferencias por ciertos alimentos, las personas con problemas de alimentación sensorial experimentan una sobrecarga sensorial cuando se enfrentan a características específicas de los alimentos. Esto puede manifestarse como una aversión a ciertas texturas, lo que los lleva a tolerar solo alimentos suaves y purés mientras se atragantan al ver bocadillos crujientes o rebanadas de carne. La alimentación sensorial también puede implicar sensibilidades a los sabores y olores, lo que resulta en una gama limitada de alimentos aceptados.

El Impacto de la Alimentación Sensorial

Para las personas con problemas de alimentación sensorial, el acto de comer puede estar asociado con malestar físico y mental. En lugar de soportar posibles dolores, pueden optar por no comer en absoluto. Los consejos tradicionales para los comedores exigentes, como "tienen lo que tienen o no comen" o "deben probar al menos un bocado", es poco probable que sean efectivos para los niños con problemas de alimentación sensorial. Estas personas perciben la comida como una fuente de dolor, y aunque tengan hambre, evitarán comer para evitar ese malestar. Es esencial comprender y empatizar con su perspectiva para desarrollar estrategias adecuadas para abordar sus sensibilidades sensoriales.

Descifrando la Alimentación Sensorial: Señales Clave y Estrategias para la Identificación:

Identificar si tu hijo tiene problemas de alimentación sensorial puede ser un desafío, ya que las experiencias y preferencias sensoriales de cada niño son únicas. Sin embargo, existen varias señales y comportamientos que pueden indicar la presencia de problemas de alimentación sensorial. Aquí tienes algunos indicadores comunes a tener en cuenta: 

  1. Elección Limitada de Alimentos: Tu hijo muestra consistentemente una fuerte preferencia por un rango estrecho de alimentos, evitando ciertas texturas, sabores u olores. Puede tener una lista limitada de alimentos aceptados y resistirse a probar nuevos alimentos.
  2. Sensibilidad a las Texturas de los Alimentos: Tu hijo muestra una fuerte aversión o reflejo nauseoso cuando se le presentan ciertas texturas de los alimentos. Puede tener dificultades con alimentos que sean grumosos, crujientes, viscosos o con texturas mixtas.
  3. Evitación de Sabores Fuertes: Tu hijo evita los alimentos con sabores intensos, como alimentos picantes o amargos, debido a la incomodidad sensorial. Puede preferir alimentos insípidos o de sabor suave.
  4. Dificultad con Texturas Mixtas: Tu hijo tiene dificultades con alimentos que tienen texturas mixtas o contienen varios ingredientes. Puede tener dificultades para tolerar alimentos con trozos o piezas, prefiriendo opciones más suaves puré.
  5. Preferencias Extremas de Alimentos: Las preferencias alimentarias de tu hijo son rígidas e inflexibles. Puede insistir en marcas específicas, colores o presentación de los alimentos y ponerse angustiado cuando estas preferencias no se cumplen.
  6. Reacciones Emocionales: Tu hijo muestra fuertes reacciones emocionales hacia ciertos alimentos, como miedo, disgusto o malestar. Puede volverse ansioso, llorar o tener crisis cuando se le presentan alimentos desconocidos o no gustados.
  7. Juego o Exploración Limitada de Alimentos: Tu hijo evita tocar, jugar o explorar diferentes texturas de alimentos. Puede resistirse a participar en actividades que implican jugar con alimentos de manera desordenada, como pintar con los dedos con alimentos o explorar nuevas texturas con las manos.
  8. Dificultad con las Rutinas Alrededor de las Comidas: Tu hijo muestra resistencia o ansiedad durante las rutinas de las comidas. Puede tener dificultades para sentarse en la mesa, distraerse fácilmente o mostrar comportamientos desafiantes relacionados con la alimentación.
  9. Sensibilidad Oral: Tu hijo muestra sensibilidad oral, como malestar o aversión al cepillado de dientes, ciertas texturas dentales o rutinas de cuidado oral. 

Si observas varias de estas señales en tu hijo, puede ser un indicio de problemas de alimentación sensorial. Sin embargo, es importante consultar a un profesional de la salud, como un terapeuta ocupacional o pediatra especializado en dificultades alimentarias, para obtener una evaluación y diagnóstico adecuados. Estos profesionales pueden evaluar el perfil sensorial de tu hijo, brindar estrategias personalizadas y apoyar las necesidades sensoriales de tu hijo durante las comidas.

Unión de los Comedores Sensoriales: Estrategias Efectivas para Navegar en el Mundo de las Sensibilidades Alimentarias

Es crucial abordar las comidas con sensibilidad y respeto hacia las necesidades sensoriales únicas de tu hijo. Aquí tienes algunas estrategias útiles para apoyar a tu hijo en el desarrollo de una relación positiva con la comida sin forzarlo ni presionarlo: 

    1. No Presionar: Nunca obligues ni insistas en que tu hijo coma un alimento en particular. Forzarlos puede crear una asociación negativa y activar su sistema nervioso. Respeta sus límites y permítele explorar a su propio ritmo. Presionar a un niño con problemas de alimentación sensorial para que coma puede aumentar sus miedos y ansiedades. En cambio, crea un entorno de apoyo y comprensión que respete sus sentimientos y temores en relación a la comida. Evita añadir presión adicional a los miedos existentes asociados con comer.
    2. Comprende la Sobrecarga Sensorial: Reconoce que probar nuevos alimentos puede ser abrumador para los comedores sensoriales. El olor, apariencia, sabor y textura pueden resultar intensos para ellos. Sé paciente y comprensivo durante esta experiencia multisensorial.
    3. Sé Flexible: Acepta que algunos días tu hijo puede tener más sensibilidades sensoriales, lo que puede limitar aún más sus opciones de alimentos. Comprende que cada día es único y está bien si sus preferencias fluctúan.
    4. Reduce las Conversaciones sobre Comida: Evita hablar constantemente sobre la comida. Los comedores sensoriales ya enfrentan desafíos, y nuestra sociedad centrada en la comida puede resultar abrumadora para ellos. Minimiza el enfoque en la comida a lo largo del día. En cambio, fomenta la discusión abierta y la validación. Anima las discusiones abiertas sobre sus miedos y preocupaciones relacionadas con la comida. Valida sus sentimientos y hazles saber que entiendes los desafíos que enfrentan. Esto ayuda a crear un espacio seguro para que expresen sus emociones y construye confianza en el proceso.
    5. Permite una Expansión Natural: Si tu hijo tiene algunas opciones de alimentos equilibradas, respeta sus preferencias. Permite que sus elecciones de alimentos se expandan de forma natural con el tiempo, al tiempo que te enfocas en enriquecer sus experiencias sensoriales.
    6. Fomenta la Exploración Libre: Ofrece oportunidades diarias para que tu hijo juegue y explore los alimentos de manera divertida y sin presiones. Evita sugerir que "prueben" la comida. Permíteles involucrarse de manera natural sin expectativas. Involucra a los niños en actividades que involucren alimentos, como cocinar, hornear o proyectos de arte que les permitan jugar con diferentes texturas. Este enfoque de desensibilización puede ayudarles a sentirse gradualmente más cómodos con las diferentes texturas de los alimentos. Por ejemplo, hacer un postre como pudín de chocolate con galletas trituradas encima puede ayudarles a acostumbrarse a las texturas en sus manos antes de avanzar hacia la degustación.
  • Participar en actividades sensoriales: Incorpora actividades sensoriales diarias que involucran sensaciones poderosas. Esto puede ayudar a desensibilizar y regular su sistema sensorial. Considera actividades que proporcionen experiencias táctiles, ya que el sistema sensorial oral está conectado con el sistema táctil en general. Esto puede incluir jugar con arena, slime, burbujas, arroz seco, avena, frijoles secos y otras actividades sensoriales para tu hijo/a.
  • Preparar el sistema nervioso: Antes de las comidas, involucra a tu hijo/a en 15 minutos de juego vestibular y propioceptivo para preparar su sistema nervioso y cerebro para la próxima comida.

El juego vestibular implica actividades que estimulan el sistema vestibular, que es responsable del equilibrio y la conciencia espacial. Incluye movimientos como columpiarse, girar, deslizarse y mecerse. Participar en el juego vestibular ayuda a los niños a mejorar su equilibrio, coordinación y conciencia corporal.

El juego propioceptivo, por otro lado, se centra en actividades que proporcionan presión profunda en las articulaciones, estimulando el sistema propioceptivo. Este sistema proporciona información sobre la posición del cuerpo, el movimiento muscular y la cantidad de fuerza necesaria para diferentes actividades. El juego propioceptivo puede incluir actividades como trepar, saltar, empujar, jalar y levantar objetos pesados.

Estas actividades ayudan a los niños a desarrollar una conciencia corporal, fuerza y coordinación. Tanto el juego vestibular como el juego propioceptivo son cruciales para promover la integración sensorial, la autorregulación y el desarrollo general en los niños. Proporcionan una valiosa entrada sensorial que respalda su capacidad para procesar y responder a la información sensorial de su entorno de manera efectiva. Incorporar estos tipos de juego en la rutina diaria de un niño puede tener un impacto positivo en sus habilidades de procesamiento sensorial, desarrollo motor y bienestar general.

  1. Estimulación oral previa a la comida: Ayuda a preparar las estructuras orales de tu hijo/a ofreciéndo herramientas sensoriales orales como mordedores o soplar burbujas, o masticar un chicle si tiene la edad adecuada antes de las comidas. Esto puede proporcionar estímulos sensoriales y fomentar la succión o el soplado resistente.
  2. Plato de prueba: Prepara un "plato de prueba" separado de su plato regular y coloca en él nuevos alimentos. Permite que tu hijo/a tome bocados cuando se sienta listo/a. Comienza con una comida al día, aumentando gradualmente si muestran progreso y comodidad con este enfoque.

Al implementar estas estrategias, puedes apoyar a tu hijo/a en su proceso de alimentación sensorial y crear una experiencia positiva a la hora de comer que respete sus necesidades individuales. Recuerda que cada paso es importante para ayudarles a desarrollar una relación saludable con la comida.

En Little Lunches, fomentamos la participación de la familia en la preparación de las comidas, creando oportunidades para vivir experiencias compartidas y fortalecer los vínculos familiares. Al involucrar a los niños en tareas relacionadas con la comida adecuadas para su edad, como seleccionar ingredientes o participar en actividades de cocina sencillas, Little Lunches promueve un sentido de empoderamiento y responsabilidad en los niños sobre sus comidas.

Little Lunches ofrece un enfoque integral para apoyar a los niños con aversiones sensoriales a la alimentación al promover experiencias positivas en la hora de comer, ampliar las opciones alimenticias y fomentar una relación saludable con la comida. A través de las estrategias creativas e inclusivas de planificación de comidas de nuestra aplicación, las familias pueden embarcarse en un viaje de exploración sensorial, donde cada bocado se convierte en una oportunidad de crecimiento y descubrimiento de la cual disfrutar.

 

Recursos:

Dany Sosa, Terapeuta en Alimentación Orofacial-Miofuncional Oromotora

Sabir, M., Saeed, H., & Iqbal, F. (2021). Sensory Processing Difficulties and Their Association with Quality of Life among Children with Autism Spectrum Disorder: A Systematic Review. Cureus, 13(7), e16745. doi:10.7759/cureus.16745. Available from

hace 11 meses