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¿Tu hijo no está comiendo suficiente?

Si sientes que tu respuesta es no, no estás sola. Esta es una preocupación común entre los padres y madres de familia, ya que sabemos que la alimentación juega un papel importante en el crecimiento y en el desarrollo de los niños. Entonces, ¿por dónde empezamos? Primero, necesitamos calorías. Sin embargo, no solo se necesitan "calorías", sino también calorías densas en nutrientes. La densidad de nutrientes se refiere a la cantidad total de granos integrales, fibra, proteínas, vitaminas, minerales, grasas saludables, etc. que se encuentran en los alimentos. Por ejemplo, puedes tener la misma cantidad de calorías en dos comidas diferentes para el desayuno, como una dona versus pan integral y huevos. Sin embargo, ambas opciones de desayuno tienen una composición muy diferente de azúcares añadidos, tipos de grasas, fibra y vitaminas. Intenta agregar más calorías densas en nutrientes, en lugar de solo calorías. Busca nutrir a tu hijo.

La forma más sencilla de aumentar la densidad calórica de una comida es mediante la adición de grasas saludables. Esto significa mantener el mismo volumen de comedia, agregando más energía por bocado. Trata de agregar las siguientes grasas saludables a sus comidas:

  1. Frutos secos (nueces, almendras, avellanas, marañón, piñones)
  2. Semillas (girasol, chía, lino, semillas de cáñamo)
  3. Mantequillas de frutos secos
  4. Aguacate
  5. Aceites insaturados (aceite de oliva extra virgen, aceite de aguacate, aceite de canola, aceite de girasol, aceite de cártamo)

Por ejemplo, puedes agregar una cucharadita de aceite de oliva al arroz de tu hijo. Usa alimentos cremosos para untar como hummus, aguacate o mantequillas de frutos secos en sus sándwiches y tostadas. Espolvorea sus batidos y tazones de yogur con semillas.

También puedes aumentar la ingesta de proteína y las calorías mediante el uso de productos lácteos. Por ejemplo, prepara la avena de tu hijo con leche en lugar de agua. Agrega yogur como aderezo a sus panqueques. Espolvorea queso sobre sus verduras.

Además, trata de ofrecer comidas pequeñas y frecuentes. Ofrece comida con frecuencia, sin presión, cada 2 o 3 horas. Esto aumentará las posibilidades de ingesta. Además, asegúrate de que tu hijo no beba líquidos justo antes o durante las comidas, ya que esto podría hacer que se sienta lleno más rápido. Proporciona líquidos sólo al final de una comida.

Limita las distracciones durante las comidas. Asegúrate de que la televisión esté apagada y evita los juguetes y las mascotas en la mesa. Tu hijo debe permanecer en la mesa durante las comidas y concentrarse solo en la comida.

Finalmente, sé un modelo a seguir. Si su hijo te ve comer, es más probable que intente comer, ya que los niños suelen modelar el comportamiento de sus padres. Sé paciente y verás que los nuevos hábitos alimenticios se desarrollarán con el tiempo.

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Por Vivian Castillo, MS, RD, CNSC

hace 2 años