Las rabietas de los niños pequeños pueden ocurrir en un segundo y pueden ser causadas por muchas razones diferentes. Pero la causa resultante siempre es la frustración e incluso la vergüenza cuando tu dulce angelito decide desatar su reinado de terror en público. Aquí hay algunos consejos fáciles y efectivos para ayudar a calmar a tu hijo y tus nervios cuando tu hijo está en modo de ajuste complete.
A nadie le gusta que le humillen, incluidos nuestros hijos. Los niños pequeños son bajos y si queremos dejar de hablar asi con ellos, tenemos que bajar intencionalmente a su nivel.
Hablar con tu niño a los ojos no solo es útil durante una rabieta, sino que realmente es la forma en que deberíamos hablar con nuestros hijos en todo momento.
Si le pides a tu pequeño que haga algo y te ignora por completo, no sigas repitiéndole. Solo te sentirás más frustrado y enojado. Simplemente deténte y bájate hasta donde está o llévalo donde tu estas, y háblale en un tono tranquilo y directo. Míralo directamente a los ojos. Hacer esto asegura que realmente te haya escuchado y también hace que se concentre. Esta práctica es extremadamente efectiva. Y una cosa más, hablar con cualquiera de esta manera es una señal de respeto. Les muestra que son importantes y merecen toda tu atención. Esto realmente hace mucha diferencia.
Intenta hacerlo la proxima vez que tu hijo entre en modo de ajuste. Sin embargo, no es un abrazo calido. Dale un abrazo cercano, firme y desarmante. Piensa en ello como esas mantas pesadas que ayudan a las personas a superar la ansiedad nocturna o como envolver a un bebe le ayuda a sentirse seguro. Acercar a tu nino cuando esta actuando es como gritarle “te amo” a tu esposo en medio de una discusion. Es una Interrupción de patrón. Tambien es mucho mas efectivo que alejarse, gritar o castigarlo por su berrinche.
Esta táctica prácticamente funciona para cualquier interacción humana con el conflicto. Si estás hablando con una persona enojada, lo menos efectivo que puedes hacer es elevar tu voz también. En cambio, bajar tu voz a una que sea tranquila, segura y firme es la manera perfecta de hablar con tu niño cuando esta enojado. NUNCA, gritar!
Aquí es donde las cosas pueden ponerse un poco pegajosas porque cuando nuestro niño pequeño no está escuchando, contestando o teniendo una rabieta, es muy fácil permitir que nuestras emociones entren en marcha.
Cuando nuestras emociones nos dominan, es más probable que digamos cosas que no son útiles, se suman al problema o cosas que no queremos decir y de las que nos arrepentiremos. Así que cuando tu pequeño este actuando, siempre respira antes de decir algo o de tomar cualquier decisión relacionada con la crianza.
Si estás en un lugar público, sal lo más rápido que puedas. Obviamente, es lo ideal para todos los demas espectadores y simplemente una señal de buenos modales. Pero también restablece la ubicación y trabaja para interrumpir su arranque.
Manten la calma y tómate este tiempo para respirar y contar, NO para gritar, quejarte o arrancarle el brazo a tu hijo. Sé que es más fácil decirlo que hacerlo. ¡Pero modelar un comportamiento tranquilo es SUPER importante!
Recuerda, las rabietas son una forma de comunicación. No es la mejor, pero es comunicación. no obstante. Si la forma de tu hijo de salirse con la suya es una rabieta o si las rabietas ya son una costumbre en tu hogar, esto es una señal de que tu hijo no ha aprendido una forma más apropiada de compartir sus sentimientos. Y no es probable que este comportamiento desaparezca por sí solo a medida que crezca. Sin embargo, en ocasiones en que ocurren las rabietas o demuestra que esta enojado, aquí es donde debemos hacer nuestro mejor esfuerzo para encontrar el origen de su emoción y ayudarle a trabajar a través de ella con compasión.
Por muy tentador que sea dar rienda suelta a tus verdaderos sentimientos de frustración y llamarlo como lo ves, haz todo lo posible por dominarlos. Llamar a tu hijo un chico malo una y otra vez no solucionará el problema. Nuestras palabras tienen poder y llamar a tu hijo "chico malo" es en realidad una declaración de que tu hijo es malo. Ciertamente no es lo que realmente quieres lograr. Trabaja siempre para hablar lo que deseas ver en tus hijos, su vida y su familia. Nuestras palabras tienen capacidad creativa y tienen el poder de cambiar nuestras circunstancias.
Por: Monica M. Facusse, Psychologist/Psychotherapist & Health Coach, para Little Lunches
hace 1 año